Un paso importante para un director o directora audiovisual es dar el paso y experimentar por primera vez filmar una película. La joven directora Carlota González-Adrio se ha estrenado con su primera experiencia cinematográfica con ‘La casa entre los cactus’. adaptación de la novela homónima de Paul Pen, quien ha sido el encargado de adaptar el guion al filme.
Sin haber leído la novela, he disfrutado de la película de una manera más directa recibiendo por sorpresa los acontecimientos que iban sucediendo, por lo que por mi parte recomiendo verla así si tienes la posibilidad.

Esta es la historia de Emilio y Rosa, unos padres que junto a sus 5 hijas viven comodamente en una casita apartada en medio de la naturaleza y a la que llega inesperadamente un joven que se ha perdido.
La historia contiene una trama muy interesante y a la vez complicada de asimilar. Para la preparación de los personajes intuyo que hasta a los actores y actrices el guion les proporciona una base de sus historias para poder entender porque actúan de determinada manera.
Daniel Grao y Ariadna Gil se compenetran muy bien en su historia de amor, sus breves diálogos y sobre todo sus miradas, dicen más de lo que se hablan. Las actuaciones de las jóvenes Aina Picarolo y Zoé Arnao tienen gran significado en el desarrollo de la historia, ya que cae en ellas posibles decisiones que consideran tomar y consiguen traspasarlo a la pantalla. Las pequeñas gemelas Anna Ruiz Solera y Carla Ruiz Solera son la guinda natural en cuanto a la actuación de la historia. El joven actor Ricardo Gómez sigue maravillando y sorprendiendo con cada personaje nuevo que interpreta, traspasando y emocionando al espectador, en este caso con dos partes interpretativas muy distintas pero ambas interpretadas a la perfección.
La joven actriz Judith Fernández también forma parte de la historia y su personaje es importante en esta -pero no quiero spoilear- y también podemos ver a Marga Arnau, todos los mencionados completan el reparto principal de esta peculiar familia.
El hecho de ver la película sin tener la base del libro me ha sorprendido porque desconocía el desenlace, lo que me daba más pie a reflexionar sobre la historia. Sí, es ficción, pero cuando veaís la película, a lo mejor os haréis preguntas sobre la realidad.
Me gustaría destacar la fotografía de la película porque es acorde a los años en los que ocurre (los 70) y se tienen en cuenta todos los detalles posibles de los personajes para hacerlos más o menos ‘amigables’. Y otro punto muy destacable es la importancia que se le ha dado para que los personajes puedan actuar no solo con acciones o diálogo, si no con algo mucho más importante y que es difícil -para el espectador puede parecer más fácil-ado) de traspasar a la pantalla, las miradas.
Ana García
