Else y Henry: Puntos de vista encontrados
Else y Henry es una obra de teatro que narra la historia de dos jóvenes que deciden dejar de lado sus vidas para formar una sola en Puerto Rico, lugar donde se casan y viven la crisis de la vejez debido a la enfermedad terminal de Else. Este será el gran conflicto de la obra, pues Henry y Else representan dos puntos de vista totalmente contrarios: luchar hasta las últimas consecuencias con el fin de resguardar la vida o, asumir la muerte como la dignificación de la propia existencia. Ambos personajes procuran llevar hasta las últimas consecuencias la promesa que se hicieron cuando adquirieron las nupcias matrimoniales de manera simbólica “hasta que la muerte nos una”.

La obra está escrita y dirigida por Puy Navarro, cuenta con las actuaciones de Silvina Katz como Else con la enfermedad terminal, Marcelo Pozzi como Henry en la vejez, Sol Cintas en el papel de Else joven y como la actriz española, José María Gómez Samela es Henry joven, Bautista Duarte interpreta al cineasta puertorriqueño y al hijo de Henry, Richard; y, Emiliano Barabino asume el rol del médico Concepción Fernández. La obra cuenta, además, con la participación de Fito Lema e Ivo Sebastián, encargados de la música en vivo.
La producción le apostó al minimalismo y al uso de videoproyector. Para ello, en el tercer plano y al costado izquierdo se encontraban los músicos, a su lado una silla usada como cama matrimonial, cama de motel y camilla de hospital. En el primer plano hacia el lado derecho había una mesa volcada y en los extremos dos sillas que se emplearon para desarrollar diferentes escenas. El videoproyector se usó todo el tiempo ambientando diferentes lugares, desde Nueva York, hasta el interior de un avión, la isla, la lluvia, entre otros. Finalmente, la iluminación se realizó con luces LED azules, blancas y algunos pares ámbar. A pesar del intento de mezclar y emplear diferentes lenguajes en pro del montaje, el diálogo entre escenografía, algunos vestuarios y luces, no fue acertado, si a esto, además, se le suma la proyección constante de imágenes para ilustrar diferentes instancias de la pieza. Por momentos la escenografía parecía un elemento sucio, que en vez de apoyar el drama le restaba valor. Esto se debe al uso de luces neutrales sobre colores como el blanco, no había una combinación que emanará una imagen visual agradable, por lo que, la relación entre estos elementos no se explotó al máximo y distraía, en algunos momentos, la escena. El blanco más las luces LED en escena irritaban la vista, la cansaban.
Algunas herramientas del montaje pasaron a ser funcionales, anulando la posibilidad de potenciar más el producto artístico. Un ejemplo de ello fue el videoproyector -indispensable para recrear algunas escenas, poner ambiente, ubicar espacialmente al espectador-, su saturación terminaba cansando e ilustrando lo que la voz de la narradora y los actores hacían, como si de una u otra manera, se estuviera subestimando el conocimiento del público. Era demasiado y a veces perdía el valor, como la escena dentro de la habitación con la repetición del río y las piedras, o el momento en que Else tenía una decaída y, una mancha de sangre, al fondo, develaba lo que se estaba viendo y entendiendo durante la actuación de la actriz. A esto se le sumó la manipulación de algunos elementos, como fue la tela blanca donde parecía que los actores aún no podían dominarla del todo, ensuciando el juego y el uso de esta.
La música en vivo siempre será una forma de llamar la atención del espectador, un elemento que, desafortunadamente, también le faltó exploración, pues, por momentos, parecía más una decoración sonora, una ambientación superficial, de lo que, en diferentes escenas, pudo haber sido el clímax del drama.
Las actuaciones tuvieron algunos aciertos, pero, en general, caían en el tecnicismo y la repetición del texto. Un repaso de letra más que la organicidad y vivencia del momento, el impulso mandado de un actor a otro terminaba en el suelo y era muy difícil levantarlo. Desgraciadamente, en esta función, se evidenciaba la espera del pie para hablar o decir lo siguiente. Debido a esto la obra careció de ritmo y fue muy difícil compenetrarse con los personajes, entender el drama de manera sensorial y no solamente de manera racional. Es verdad que no toda actuación debe intentar buscar la memoria emotiva como trabajo, pero sí el timing para lograr dinamismo, encontrar matices y disfrutar de la actuación, así se deba actuar una muerte, un homicidio, etc.
Sobre la dramaturgia se cree que puede explotarse aún más y replantearse algunas cosas, como el inicio donde un cineasta y una actriz -ambos acentos cayeron en el cliché por parte de los actores-, iban a hacer una grabación en una casa abandonada y allí encontraban cosas de Elsa y Henry. Esto, en realidad, no sumaba ni restaba al drama, solo ubicaba al espectador en el lugar donde habían vivido los protagonistas del drama, y dejando varias dudas al respecto como ¿para qué? ¿iba a pasar algo más entre el cineasta y la actriz? ¿Cuál era realmente su función en el texto?
Si bien, la obra basaba su temática en una relación amorosa, el gran tema refería a la eutanasia y los puntos de vistas frente a ella, en este caso, el de Else quién la pedía a gritos y el de Henry, quién luchaba por mantener el tratamiento de su esposa. Sin embargo, la reconstrucción de momentos bellos y del camino recorrido -más el señalamiento de Richard- proponían como reinante el punto de vista de Henry sobre el de Else: recordar todo lo bello que se vivió y seguir luchando para construir más. Algo que podría jugar en contra, pues, al parecer, lo que se quería resaltar era la importancia de la muerte digna en pacientes con enfermedades terminales. Por lo tanto, este tipo de investigaciones y de acercamientos artísticos son necesarios para replantearse la posición política de países como Argentina frente al tema de la eutanasia.
Else y Henry se presenta los miércoles a las 20hs en el Teatro el Extranjero, Valentín Gómez 3378.
M. Andrea Soto
