El bien es una obra de teatro escrita y dirigida por Lautaro Vilo e interpretada por Verónica Pelaccini. Recorre la historia de Guadalupe, una agente inmobiliaria, que se encuentra en una situación compleja: se vuelve la amante del esposo de una de sus amigas cercanas.

La pieza está dividida en varios cuadros donde, poco a poco, Guadalupe nos va introduciendo en su cotidianidad de madre, esposa y amiga. Como espectadores somos parte de su consciencia, de aquello que no es capaz de decir en voz alta. En una primera instancia la acompañamos a una galería de arte a la cual ella no quería ir, pero, por no quedar mal con sus amigas decide asistir. En este primer cuadro la dramaturgia propone una reflexión sobre lo que es el arte conceptual contemporáneo y los conflictos de clases sociales media-alta. Aborda las circunstancias y nos presenta el personaje principal, poco a poco, nos va introduciendo a lo que será el conflicto detonante de toda la obra.
El bien plantea el conflicto entre lo que se debe hacer y lo que se quiere hacer, entre las buenas intenciones y el azar. Lo que representa una ayuda en un tema legal con una propiedad raíz, termina siendo la excusa perfecta para una aventura amorosa entre Guadalupe y Adrián, el esposo de Leticia. Al terminar el segundo cuadro los espectadores nos quedamos con la última frase que dice la protagonista, pero sólo es un chocolate. Y, en el siguiente cuadro, entendemos que una noche de insomnio junto a un chocolate caliente se convirtió en una aventura amorosa de cuatro meses que ponen en jaque a la protagonista. Ella descubre que está enamorada y está dispuesta a hacer lo que sería lo correcto en su lógica: dejar a su esposo y vivir una nueva vida junto a Adrián.
Todos sus planes se vienen abajo cuando Adrián le confiesa que va a intentarlo con Leticia una vez más y que, van a volver a casarse. Allí, empieza el transito entre el ser feliz, aceptar la realidad y hacer lo que moralmente se debe hacer. Para Guadalupe continuar con su vida y dejar de lado su enamoramiento es el segundo detonante que cambia su desarrollo a lo largo de la dramaturgia. A esto se le agrega que, justamente ella, debe ser la encargada de decorar y tomar decisiones sobre la fiesta de nuevos votos de Leticia. Aquí se abre un nuevo conflicto que transitará el resto de la pieza y ayudará a Guadalupe a tomar una decisión entre la emoción del momento, el dolor y el licor.
Minimalismo en todo su esplendor
El trabajo de Pelaccini en esta puesta es admirable porque parte de la sencillez y la honestidad. La presencia escénica y energía que descarga en cada fragmento nos hace compadecer y acompañar la construcción del personaje en este nuevo giro que da su vida. Somos cómplices de una infidelidad y al mismo tiempo queremos que Guadalupe logre encontrar una salida. En esto, es fundamental el trabajo de la actriz, pues al ser un unipersonal, el trabajo en tanto a la creación de imágenes, ritmo, emotividad y catarsis puede volverse complejo. Sin embargo, logra que la sutileza y la organicidad nos permitan ver a otros personajes en escena; su talento es tal que logra impactar el imaginario del espectador a tal punto de prescindir de más actores para recrear diferentes situaciones de la trama.
Adicional a esto, se debe destacar el concepto que maneja Cecilia Zuvialde, escenógrafa y vestuarista de la puesta, pues en el escenario encontramos una especie de sillas y mesas abstractas de colores llamativos que, posteriormente, se irán transformando en pieza de arte, cama, sofá, carro, etc., según el juego escénico creado por la actriz. Dichos elementos escenográficos se complementan con los vestuarios que usa Guadalupe a lo largo de toda la pieza, no sólo al recrear el interior de un hotel o el atuendo para ir a una exposición, por ejemplo; sino al generar un contraste visual entre la composición escénica y la paleta de color de los atuendos para apoyar el momento que se vive en la historia. Finalmente, las transiciones tanto sonoras como lumínicas apoyadas por Facundo Estol, ayudan a llenar los espacios vacíos que hay en la obra mientras la actriz se cambia de atuendo y empieza un nuevo cuadro.
El bien es una obra escrita y dirigida por Lautaro Vilo con la asistencia de dirección de Sofia García. La obra se presenta los domingos de octubre en Centro Cultural Morán, Pedro Morán 2147, CABA a las 20:30hs.
M. Andrea Soto
