Walt Disney Pictures es la productora encargada de llevar a cabo la secuela de la gran película de 1964 Mary Poppins. El nuevo largometraje El regreso de Mary Poppins está dirigido por Rob Marshall y versionado por David Magee como guionista. En las dos horas que dura la cinta el espectador es transportado con la historia al pasado, no porque la historia se repita, sino porque nos habla de aquellos niños en los que en la primera parte se encontraban por primera vez con su niñera, Mary Poppins. Ahora, son los hijos de Michael Banks quienes tendrán que vivir y adaptarse a la nueva niñera, que llega tras la pérdida de la madre de los pequeños.

En esta nueva secuela seguimos contando con Jack (Lin-Manuel Miranda), el amigo farolero de Mary Poppins (Emily Blunt), vuelven a aparecer los señores del barco que lanzaban fuegos artificiales a cada hora en punto del reloj, y también los viejos banqueros con cargos importantes.
Jane (Emily Mortimer) y Michael Banks (Ben Whishaw), los personajes de la primera película son ya adultos y crían juntos a los hijos de Michael. El más pequeño Georgie (Joel Dawson) es más inocente y más confiado con su nueva niñera a la que se adapta sin problemas, el mediano John (Nathanael Saleh) hace más caso a su hermana mayor Anabel (Pixie Davies)y no confía en la niñera de primeras, pero eso cambiará cuando ella les demuestre que está allí para ayudarlos y que de verdad estuvo al cargo de su padre y su tía, y que sin duda, lo hace todo más fácil. Es especial.
La película del siglo XXI ha logrado modernizarse, pero a la vez manteniendo a mi parecer, el toque nostálgico que querían encontrar los amantes de este clásico. No falta el montaje con la animación, mucho más detallada y magníficamente correcta, las canciones encabezadas por Mary Poppins, los niños y el amigo farolero, acompañadas de la tropa de faroleros haciendo acrobacias entre escaleras y farolas.
Aquellos trucos que podía hacer Mary permanecen visibles, algo de lo que no me acordaba, era aquella escena de 1964 en la que entran a la casa de un viejo y está en el techo sentado y toman el té allí arriba. Pues en la secuela también hay una escena similar, en este caso no es de flotar, sino del espacio físico que permanece del revés.
La película cuenta con su encanto, es moderna, atrapante musicalmente hablando y además, mantiene una imagen muy viva durante las dos horas. Si vas al cine queriendo recordar un poco lo viejo de la antigua Julie Andrews, pero estás abierto a que te deslumbren con otra cosa diferente y modernizada… Ve al cine a ver El regreso de Mary Poppins y déjate llevar, que te va a gustar.
Nota: 8 / 10
Ana García
