El Romance del Baco y la Vaca es el relato unipersonal de Baco (Marco Antonio Caponi), un trabajador rural profundamente enamorado de una vaca y fanático desmesurado de su leche.
En una aparición casi estelar se presenta el único protagonista de esta historia; él lleva el vestuario de cowboy –con toda la gracia necesaria para tal desubicación geográfica y, en este sentido, le concede el tono adecuado que imperará durante todo el hecho teatral- y, así, musicaliza la apertura de la puesta con instrumentos artesanales, pero con un sonido bien sólido, vibrando blues.

Durante el desarrollo de la pieza, Baco va contándonos acerca de su relación con Blanquita, su vaca preferida, su “mujer”, sobre sus andanzas y también pone foco en la huida del lote para el cual trabajaba. Aquí es destacable el trabajo corporal del actor, ya que vamos observando paulatinamente que significa su amor por la vaca y de qué manera se va animalizando. Hay un profundo acento en los tonos musculares, pareciera como que el protagonista se separara del propio cuerpo para significar cada movimiento, por ejemplo en algunos momentos cuando extiende su pie. También es muy intenso el trabajo físico que hace al expresar físicamente su amor hacia Blanquita. En estas acciones tan corporales resulta fundamental la participación activa del espectador en la construcción imaginaria de los personajes restantes y de los contextos.
Lo que por momentos parece ser un relato casi anecdótico, a medida que transcurre la obra, comienza a transformarse en un texto con un trasfondo de ingenuidad y sensibilidad. No obstante, la dirección lleva la gestión de los momentos justos para irrumpir la sobriedad, con los guiños cómicos de espectacular bajeza en frases y expresiones como “ha de ser que cagar fuego estimula la azotea”, “no es p’al gaucho la verdura”, entre otras. A su vez, es muy acertado el cambio momentáneo de sociolecto gauchesco a un registro más general y actual al referirse a su amada como un Transformer, por ejemplo.
Es ineludible reparar en el diseño de iluminación que compone la puesta, ya que no solo potencia y acentúa, sino que crea nuevas perspectivas de significado sobre todo en la escena de la disyuntiva de comerse o no a la vaca, donde podemos apreciar su sombra monstruosa con un efecto que nos remite al expresionismo alemán.
En cuanto a las teorías que atraviesan esta creación dramática, si bien la misma puede sonarnos, remitirnos a la escritura icónica gauchesca, nos conduce a una identidad propia, definida, sobre todo, por el trabajo actoral y el desarrollo humorístico con base de stand up sobre lo absurdo.
Lejos de establecer un intermitente juego simplista, la puesta de El Romance del Baco y la Vaca propone, ya desde la elección del título, dirigir todos nuestros sentidos a las construcciones metafóricas, mientras entrena nuestro sentido del humor más ventral.
La obra para quienes no la hayan podido ver, regresará a estar en cartelera en 2023.
Ficha técnica
Actúa: Marco Antonio Caponi
Equipo de dirección: Mónica Antonópulos, Manuel Caponi
Vestuario: Pamela Martinelli
Iluminación: Gonzalo Córdova
Fotografía: Pablo Munne
Caracterización:Agustina Luque
Diseño de Gráfica: Carmelo Maselli
Prensa:Marcelo Boccia
Producción: El Baco
Dirección: Marco Antonio Caponi
Autor: Gonzalo Demaría
Ornella Marando
