¿La maternidad es, acaso, un contrato irrescindible? ¿La independencia del hijo representa el abandono de la madre? ¿Una progenitora puede interceder por siempre en las decisiones del primogénito? Estas y otras preguntas son abordadas por la obra La madre, escrita por Florian Zeller y dirigida por Andrea Garrote.

La madre hace parte de la trilogía dramática escrita por Florian Zeller y conformada además por El hijo y El padre. El pasado mes de octubre del 2024, Andrea Garrote estrenó en el Teatro El Picadero una adaptación del original que contó con la actuación de Cecilia Roth, Gustavo Garzón, Martín Slipak y Victoria Baldomir. En la actualidad, la pieza se encuentra en la primera temporada del 2025 y asistimos con Claqueteados a una de sus funciones.
La obra narra la historia de una mujer, Anne (Cecilia Roth), que se encuentra en una crisis emocional debido a que Nicolás (Martín Slipak), su hijo, se ha ido de casa para vivir con su novia (Victoria Baldomir). La pieza inicia con un día normal de la protagonista quien, aparentemente, no concilió el sueño en toda la noche por esperar a su esposo (Gustavo Garzón). Lo que parece una mañana cotidiana, se convierte en un reclamo en el que la mujer pone en duda las respuestas de su pareja. A medida que se desarrolla la acción, se entiende que, en realidad, todo hace parte de una niebla mental en donde, la repetición de las acciones y la secuencia de los hechos dejan en evidencia el desgaste psicológico de Anne.
El destiempo como parte del ritmo escénico
Garrote ha pensado en una puesta en escena en donde prima la repetición de escenas para destacar la confusión mental en la que se encuentra su protagonista. La primera escena, algo extensa a nuestro parecer, establece la situación de recelo y desconfianza que existe entre Anne y su esposo. Los diálogos, en ese caso, se vuelven reiterativos, como si en el fondo la mujer buscará la verdad en el discurso monosílabo del hombre. Después de toda la secuencia del diálogo y con el cambio de luces, el espectador puede entender que el inicio de la siguiente escena hace parte de la aparente “realidad”. Entonces, la escena vuelve a iniciar, un poco más acotada, y con la secuencia de acción que sugiere que lo observado con anterioridad hacía parte de la imaginación de Anne.
Como dijimos, la repetición hace parte de la dramaturgia y de la propuesta escénica de Garrote, sin embargo, juega en contra del ritmo de toda la pieza. Esto se debe a que, en la primera y segunda escena Roth y Garzón manejan un mismo tempo-ritmo en cuanto a la acción-reacción. Esto cambia con la entrada de Slipak, el cual renueva la energía del conflicto dramático y propone mayor tensión a la confusión de la protagonista. A lo anterior, se le suma la aparición de Baldomir, quien también propone un cambio energético a favor de toda la pieza.
Sobre la escenografía es necesario destacar el trabajo de Micaela Sleigh, quien, propone el interior de una sala moderna: muebles con tonos opacos y de material metálico. Los materiales empleados aportan significativamente a la transformación del escenario para crear la imagen de la niebla mental en la que se encuentra Anne. De esta manera, como espectadores, pudimos observar como el living de una casa se convierte en un hospital de salud mental. A esto se le suma la propuesta de iluminación de Agnese Lozupone, ya que los momentos de transición de un estado psicológico a otro se logran construir por medio del cambio de tonalidades: la luz general, el verde y la contraluz, recrean el estado de éxtasis de la protagonista.
En cuanto al vestuario, en esta oportunidad, la propuesta de Ana Markarian, jugó en contra del desarrollo del espectáculo. Los tonos sombríos del inicio no lograron contrarrestar con la propuesta escenográfica y, por ello, la pasividad de acción de los intérpretes sumado a su vestimenta, volvía monótona la imagen general de toda la pieza. Sin embargo, en el progreso de la trama y con el apoyo de colores más fuertes, como el vestido rojo, los colores logran generar una movilidad visual interesante. Lastimosamente, eso sucede transcurrido gran parte del espectáculo.
La madre se encuentra en cartelera los meses de febrero y marzo en El picadero, ubicado en el Pasaje Discépolo 1857, de jueves a sábados a las 20hs y los domingos a las 18:30hs.
M. Andrea Soto
